Entre risas y complicidad, un grupo de mujeres gitanas improvisan secuencias en una aula del Centro Cívico de Otxarkoaga. La luz suave de la mañana entra entre las cortinas moradas, mientras una de ellas destripa una película que habla de unas mujeres gitanas que hacen un taller de interpretación. La realidad y la ficción se mezclan. Juego, diversión, empoderamiento y sororidad se juntan en este documental que quiere ser una carta de amor a las mujeres gitanas vascas. Un puente, un canto alegre y unas palmadas al viento que nos recuerdan que las historias (aunque sean improvisadas e inventadas) son lo que necesitamos para acercarnos las unas a las otras.